En la oscuridad , el asesino contuvo la respiración, y sigilosa y rápidamente, el arma homicida cayó una y otra vez. El policía realizaba una tarea rutinaria hasta que sonó el teléfono; pronto averiguaría...
En pleno agosto, al comienzo de esta novela trepidante, Juanjo y Dimas reparan, a través de una verja, en un perro sujeto a un olivo. -Qué pobre- comenta Juanjo-. Está solo y atrapado. -Y tiene que pasar un calor..- agrega Dimas.