En la noche, con un simple gesto de la presencia, la brisa vestida de una materia inalcanzable, surcaste la cara delicada de la incrédula vida que nunca creyó en la vida.
Rumbo a la casa del aire que es la casa de los gatos, desde donde. se vislumbra, en el horizonte, la risa de mi madre, jugando. sobre la mar con las nubes los grises los azules, oyendo al silencio.
Todos nosotros, alguna vez (que puede ser interminable, toda la vida), o varias veces, infinitas, nos hemos sentido encarcelados, en la prisión de nuestra propia soledad. Esa opresión que va royendo y escarbando en nuestros ánimos,...
Basta leer un cuento de su nuevo libro, Una semana lluviosa y otros días, para saber que a este tipo las musas le siguen concediendo sus gracias, porque sus historias nos atrapan de inmediato con un lenguaje sencillo que nos lleva por los vericueto...