Profecias de la Alhambra

Lo que me gusta de la "verdadera historia de Gonzalo de Montalvo" de PROFECIAS DE LA ALHAMBRA es el enfrentamiento de las órdenes religiosas entre el cual está Gonzalo. Fue una rivalidad histórica, real.

Lo que resulta novedoso en el segundo relato es ese rifi-rafe entre órdenes religiosas (jesuitas, franciscanos)en que se ve envuelto Gonzalo. Las disputas entre órdenes religiosas en Japón, Filipinas, India fueron verídicas, reales; el narrador las utiliza para dar iniciativa a Gonzalo.

El primer relato de Profecías de la Alhambra es un cuento bellísimo, romántico, de un amor que parece perderse, pero que se recupera. Además tiene las aventuras medievales, la caballería, pero la historia de amor me ha gustado.

Intentar salvar tradiciones dañadas, tradiciones gnósticas de iniciados, y llevar esto a la narrativa es algo valiente y arriesgado. ¿Por qué valiente y arriesgado? Porque mucha narrativa de tumbona, es decir, mucha novelita de esa que se lee en la playa y que tiene por objetivo entretener, distraer, divertir y, sobre todo, sobre todo, no calentar la cabeza, no hacer pensar, mucha de esa narrativa ha utilizado el truco de esos enigmas, hablando mucho de templarios, griales y demás asuntos, que son chorradas, si se tratan desde un punto de vista superficial, pero temas muy serios, si se tratan desde el conocimiento, como ha hecho José Enrique. Confundir la literatura de José Enrique con ese tipo de literatura intrascendente y, a menudo, ñoña, es como confundir una pantera con un conejo. Uno de los aspectos interesantes de las dos primeras novelas del libro es el estilo. Un estilo a base de pinceladas, que no de brochazos. Como si el autor hubiese querido representar una película muy visual, muy de imagen. No hacer un guión cinematográfico, ni mucho menos, sino que el lector, poniendo en marcha ese mecanismo llamado “imaginación”, se dibuje o pinte en su cacumen la escena con movimientos, colores, atrezzo y demás. Una escenografía rápida, cambiante y ágil, más ágil y cambiante en la historia de Montalvo que en la primera con sus hieráticos caballeros teutones. Eso es muy de agradecer para que el cerebelo no se nos duerma con tanta burricurciez que abunda en nuestra rica, moderna y tontísima sociedad. La segunda novela del libro, ‘Verdadera y original historia de Gonzalo de Montalvo, llamado Águila Roja’, es un truco novelístico que pocas veces se ha visto en la narrativa actual, por no decir que casi ninguna: llevar al terreno literario un héroe televisivo. El tal Gonzalo de Montalvo llega a Japón huyendo de España por un motivo muy semejante al que hizo salir por pies a Cervantes del país: cosas de faldas. La tercera novela del libro es punto y aparte; precisamente da título al libro, “Profecías de la Alhambra”. Al señor Salcedo le pregunté en cierta ocasión, con ese exceso de confianza que me caracteriza: “¿qué se había usted fumado para escribir esta tercera novela, ‘Profecías de la Alhambra’?” En aquella ocasión se rió y no dijo nada. Lo cierto es que yo lo preguntaba para probar yo, porque, si da esos frutos, merece la pena… En esta historia, joya dividida en 10 capítulos, hay algo que podríamos o deberíamos calificar de prosa poética, con saltos oníricos de un tema a otro, con expresiones coruscantes y escenas de ensueño. Y todo narrado en presente, en ese presente que, como la primera persona, forma sintáctica que también goza, afecta al lector porque le hace pensar que todo está ocurriendo en el momento, que todo LE está ocurriendo en el momento. Entretener está bien, pero enseñar, ilustrar, maravillar, gustar como gusta una buena comida y un vino digno de recordarse, o un amor apasionado, es mucho mejor, y eso hace este libro. Espero que con él disfruten lo mismo que yo disfruté.

Son relatos con acción, con aventuras, hay historias de amor, hay misterio en la Hungría de la Edad media, relaciones de Japón y España llenas de situaciones enrevesadas de las que Gonzalo de Montalvo tiene que salir para vivir su vida y su destino, y el último relato es una pasada, alucinante. Lo que crees que te encontrarías en la Europa oriental, te lo encuentras en Granada.