Lucila y el Príncipe viajan en una mariposa gigante. Son felices, pero la princesita no hace más que suspirar y lamentarse por no estar en el castillo de su padre. Y cada día se queja más de mil doscientas veces. Tan pesada...
El monstruo peludo está cansado de comer ratones y decide probar suerte con las personas, pero su primera victima, aunque sea princesa, resulta un poco respondona.